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jueves, 17 de marzo de 2011

no es un caso sólo policial sino que tiene implicaciones políticas. así sentencia Los Tiempos al juzgar el caso del narcopolicía que ha sacudido a toda la sociedad


Al arresto de una banda de policías, aparentemente dirigida por el general de Policía René Sanabria, responsable, a su vez, del aparato de inteligencia de la lucha contra el narcotráfico del Ministerio de Gobierno, han seguido varias informaciones en sentido de que en el último período más de un centenar de miembros de esta institución han sido dados de baja por la presunta comisión de delitos, y que otros oficiales han sido acusados de participar activamente en el negocio del contrabando de drogas y, consiguientemente, también detenidos.
Además, intempestivamente, el comandante general de la Policía boliviana fue removido y en su lugar se ha nombrado, en forma interina, a un coronel que, lamentablemente, está incluido en un proceso que se sigue por la muerte de dos personas en los enfrentamientos en los Yungas el año pasado.
Frente a esta sucesión de acontecimientos, en sí misma escandalosa, el saliente comandante general de la Policía ha hecho algunas declaraciones a Los Tiempos que merecen ser destacadas porque muestran un profundo malestar en esa institución.
Observado por la Justicia y los DDHH
Sostiene que el general Sanabria al no estar en servicio de la Policía, la investigación y el análisis de lo sucedido no corresponden a esta institución. Además, que “ha molestado e incomodado” a la Policía que se la haya “utilizado e involucrado (...) con la conducta de cuatro o cinco funcionarios (...), ha sido una manipulación más de orden político. El tremendo problema que tenemos es que siempre nos están utilizando para confrontar a ambos sectores”.
De estas declaraciones se puede inferir que en el seno de la Policía no se dan cuenta de la profunda crisis por la que están atravesando y hasta qué extremos llega la falta de mecanismos eficientes de control interno. Más allá de si estaba o no en servicio activo, la vinculación del general Sanabria con el narcotráfico, después de haber prestado muchos años servicios en este rubro y ser jefe de la unidad de inteligencia contra este ilícito negocio, involucra, nomás, a la institución a la que pertenece.
Además, el ex comandante hace una severa denuncia no carente de fundamento: La Policía está siendo manipulada por intereses políticos. En un país institucionalizado lo menos que se podía esperar al descubrirse el caso Sanabria hubiera sido que el Ministro de Gobierno o su jefe directo presenten su dimisión al Presidente del Estado. Acá no ha sucedido esto. Más bien se ha preparado una sesión de la Asamblea Legislativa para respaldar a estos funcionarios, hicieron declaraciones importantes voceros del Gobierno para atacar a organismos estadounidenses tratando de deslindar responsabilidades y... se ha removido al comandante policial
En todo caso, parece que para la comunidad internacional –y aparentemente podría estar consciente de ello el excomandante-- lo hecho no sólo no ha restablecido confianza si no que ha disminuido la que se tenía en este rubro respecto al Gobierno.
Este contexto permite afirmar que parecería que ha llegado el momento en que las autoridades, por su propio bien, revisen nuestra historia reciente sobre este tema, relean con más detenimiento la realidad y actúen en consecuencia para evitar que nuevamente se narcoticen nuestras relaciones internacionales.

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