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lunes, 28 de marzo de 2011

finalmente se reunieron. lo había predicho Valverde. era lo correcto ante la dimensión del escándalo narcogeneral que empaña a Bolivia. Valverde profundiza de cómo era inevitable el contacto para conocer la verdad

Carlos Valverde
Conversaciones entre Gobierno y los norteamericanos

Con Semejante escándalo (el del Gral. Sanabria) el Gobierno de Evo Morales no podía tener otra salida que tratar de restablecer relaciones e intercambiar información sobre droga y narcotráfico con Estados Unidos; no por gusto pero, quién se fija en gustos cuando tiene tantos problemas? .Al final, más allá de que el “Presidente Evo” (como lo llama el Vice García Linera) se llene la boca con discursos de “dignidad y soberanía”, lo correcto era acercarse a EEUU para ver lo que hay por debajo de este asunto que tanto daño nos está haciendo y lo hizo.
En efecto, el Ministro de Gobierno se reunió con funcionarios norteamericanos, para hablar del tema de la droga y de la cuestión policial; así de sencillo y así de correcto. El hecho fue informado por los medios y confirmado por el viceministro de Gobierno, Marcos Farfán, quien dijo que el Ministro Sacha Llorenti en representación del Gobierno estableció contactos directos con funcionarios de la embajada norteamericana para investigar a fondo sobre el escándalo del inicialmente “poco importante” General Sanabria, ahora, ubicado en el lugar que le corresponde como hombre encargado de inteligencia antidrogas en la cartera de Gobierno.
“Nuestro ministro (Llorenti) hace tres o cuatro días aproximadamente se ha reunido con personeros de la embajada americana para mantener un nivel de coordinación en la lucha contra el narcotráfico. Se ha reunido con personeros de la embajada americana para ver la manera de coordinar tanto la profundización de estos procesos, como el que se le sigue a Sanabria en Estado Unidos al igual que el que se le sigue aquí contra el resto de los policías involucrados en este tema e intercambiar información que nos permita profundizar en la investigación y finalmente darle la sanción que corresponda’, señaló Farfán (Prensa nacional).
Cuando leemos que el Gobierno boliviano tiene la intención de coordinar y profundizar la lucha contra el narcotráfico y hacer un seguimiento (de vista, porque no puede intervenir) de los procesos que se le siguen a Sanabria, con EEUU, entendemos que se está hablando de compartir y cruzar información que tiene que ver con narcotráfico, es decir, trabajar con la Agencia norteamericana de drogas en asuntos de narcotráfico (DEA), cosa absolutamente normal en material de lucha contra el narcotráfico.
El Gobierno debe trabajar con la DEA porque son ellos quienes han detenido a Sanabria; ellos los que “lo atrajeron” a revelarse como narcotraficante con poder en el país y ellos los que saben de qué se trata éste y otros asuntos en los que hay droga de por medio y, para exportación en el país; consecuentemente, son solo ellos quienes tienen la información que necesita el Gobierno boliviano para ver si puede hacer algo para combatirla desde adentro y, además son ellos (DEA) quienes se encargan del asunto en EEUU y lo correcto es entender que el Gobierno va a trabajar con la DEA porque los gringos no van a cambiar de organismo solo porque al “Presidente Evo”  no le agrada el nombre.
Personalmente no creo que la venida a quedarse de la DEA a Bolivia sea imprescindible como sí es imprescindible el compartir (es un decir, porque los nuestros parecen estar en pañales en cuanto a la envergadura y al tamaño del problema) información y recibir datos que le permitan al país trabajar mejor un problema que ya es nuestro como lo es del mundo; está claro, el problema es el narcotráfico que se campea casi con impunidad en el país.
En el gobierno intentan que la ciudadanía dé por bien hechos y suficientes los operativos en los que se muestra la incautación de cada vez mayores volúmenes droga o porque se encuentre un par de laboratorios casi siempre vacíos o que aplaudamos la captura de los “serenos o guardianes de los mismos” cuando lo cierto y evidente es que los operativos y los detenidos se multiplican en progresión geométrica, demostrando cuán grande es el negocio y nos hace daño.
Efectivamente, comprobamos que las cosas no se están haciendo bien en la lucha contra las drogas porque hasta ahora podemos evitar  que se siga creciendo en la manera en la que está creciendo un negocio de más de 700 millones de dólares al año (esa la suma que aceptó el Vice Presidente como ingreso). Ese negocio le hace mucho daño al país, independientemente de que parte de esa plata se mueva en los mercados nacionales cotidianamente, aumentando el circulante y manteniendo en ciertos niveles de estabilidad, la economía nacional y dando la sensación de que lo que sobra en Bolivia es la plata en los bolsillos de todos.
El lector debe tomar conocimiento de que en el año 2010 se incautó en todo el país más de 20 toneladas de cocaína y se practicaron al menos 900 operativos con al menos 3.000 personas que fueron puestas a disposición de la justicia ordinaria. (información de la prensa local, varios medios y fechas).
En lo que va del año 2011, se da cuenta que la Felcn  destruyó 17 laboratorios de cristalización de cocaína en todo el país, seis de ellos en Santa Cruz. La gobernación de la cárcel de Palmasola reporta que el 65% de los detenidos responde  a procesos por narcotráfico. (información, idem anterior)
Creo conveniente preguntarnos si esas cifras, dan como para celebrar o para preocuparnos? Como soy pesimista frente al problema, creo que, como país estamos perdiendo; es definitivo, no estamos haciendo bien las cosas porque tenemos las cárceles hacinadas de narcotraficantes de poca monta y logramos incautar precursores sólidos y líquidos en grandes cantidades; en el último operativo se incautó 20.600 litros de precursores químicos y 1.776 kilos sólidos, además de casi 900 kgs de droga) pero, eso nos muestra que estamos trabajando sólo la “parte chica” del problema porque, el tema es mucho más grande.
El negocio de la cocaína mueve más de 30.000 millones de dólares en el mundo por año y, si consideramos que nuestro país es el tercero en niveles de producción, donde además no hay más de 5 países productores (me alargo con ese número) estamos hablando de incautaciones mínimas y de una inoperancia absoluta si de detener a cabecillas o “peces gordos” se trata. 
Seguimos en la parte marginal; marginal es lo que se queda de dinero en el país y marginal lo que se incauta frente a lo que estamos produciendo en cocaína. Si consideramos que todos los que saben nos adjudican un nivel de incautaciones del 10 a 15 % de lo que se produce, saquemos nuestras cuentas y concluiremos que no estamos haciendo bien nuestro trabajo. Esta última consideración va a para todos los gobiernos, no sólo para este último aunque este es el que se lleva el peso por el incremento del narcotráfico y por la presencia de carteles internacionales importantes. La constatación de la presencia de carteles es que en el último operativo al fin se aceptó, desde la sede de gobierno que los 772 paquetes incautados llevaban el sello de “Totto”, que es la característica que usan los cárteles internacionales. (otra vez, las mismas fuentes).
Por otra parte, como sabemos que los precursores y químicos que se usan en el proceso de cristalización en los laboratorios de droga no se fabrican en el país, es decir son introducidos desde afuera, casi siempre desde Chile o Perú, es claro que no tenemos ni la posibilidad, o lo que es peor, la voluntad de cortar el tránsito desde esos lugares, es decir, la frontera de occidente, hasta la selva cruceña
El ministro Llorenti (mal Ministro, como pocos) manifestó que hay redes de traficantes, y que urge la necesidad de incrementar un 30% o más de efectivos para el combate; también reconoció que se necesita de más medios tecnológicos, como radares y otros, y el cambio de normas adecuadas para sancionar a los narcotraficantes pero se olvida que esta lucha necesita algo más que de tecnología, se necesita un equipo de gente que tenga contactos en el exterior, que trabaje con agencias de lucha antidroga de afuera, que tenga probada honestidad y capacidad policial e investigativa; eso no se lo compra, eso se lo hace en cursos de capacitación, en intercambio con los que vienen trabajando más tiempo, eso no se lo logra con discursos ultranacionalistas de dignidad y otros patrioterismos que no solucionan nada sino que nos ponen en situación de bandoleros en el mundo.
Se sabe que el acuerdo de cooperación para la lucha contra el narcotráfico que suscribirán el ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, y el de Gobierno de Bolivia, Sacha Llorenti, incluye a Estados Unidos; al menos algo de eso dijo el  Viceministerio de Defensa Social.
La pregunta es;  hasta dónde va a llegar ese acuerdo en el tiempo? Hasta dónde va a aguantar la presencia norteamericana en este cometido el Presidente Evo Morales? Será capaz de entender el proyecto?
La prensa local da cuenta que “ Seguirán las conversaciones sobre el proyecto piloto de cooperación trilateral Brasil-Bolivia-EEUU en materia de lucha contra el narcotráfico. Habrá reunión con técnicos brasileños para finalizar detalles técnicos; por su parte, el embajador de Brasil en Bolivia, Manuel Biato, en entrevista con BBC Mundo confirmó que “tanto Bolivia como Brasil suscribirán un acuerdo con Estados Unidos destinado a monitorear la producción de cocaína en territorio boliviano, su cantidad y su destino”.
En fin, ya sabemos que se acordó firmar el memorando de entendimiento en el nivel trilateral en la visita del ministro de Justicia de Brasil”. Eso está establecido en el punto 6 de la declaración conjunta, que contradice la posición expresada por el Gobierno de rechazo a la ayuda antidrogas de Estados Unidos.
Entonces, está claro que hasta ahora se está haciendo lo correcto... es bueno trilateralizar y es bueno “multilateralizar” el trabajo antidrogas, claro, a esto no le podemos poner componentes como “dignidad y soberanía” mal entendidas porque entonces va a salir mal y si sale mal, si bien sabemos quién sera el responsible de ello, aunque, claro, de nada sirve buscar culpables si las víctimas somos nosotros que tenemos que aguantar un muerto por día en nuestras calles, el incremento de la violencia y de los consumidores locales y... la vergüenza de ser vistos como narcotraficantes donde quiera que vayamos

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