La policía boliviana se encuentra envuelta en una profunda y escandalosa crisis institucional, a raíz del vínculo de altos jefes policiales con el narcotráfico. El caso más resonante es el de René Sanabria Oropeza, director de una unidad de inteligencia antidrogas del Ministerio de Gobierno, quien fue detenido con 144 kilos de cocaína en Panamá .
El tema alcanzó tal grado de polémica pública que el jefe de la policía de Bolivia, Oscar Nina, tuvo que salir a dar explicaciones. Admitió que “las cosas no marchan bien debido a la presencia de malos policías”, pero argumentó que esto se debe a que “ heredaron un estigma histórico ”. Nina aseguró que “se están dando los pasos necesarios para encaminar a la policía dentro del proceso de cambio que vive el país”, lo que, sin embargo, “no habría sido comprendido por todos los oficiales, suboficiales y soldados rasos”.
El propio Evo Morales se vio obligado a referirse al escándalo. El Presidente sostuvo que cualquier autoridad implicada en el narcotráfico sería sancionada sin importar su cargo.
“Quiero reiterar que caiga quien caiga, tiene que ser juzgado y procesado,” advirtió Evo Morales. El mandatario confirmó que en los últimos cinco años unos 38 policías fueron detenidos por sus vínculos con el crimen organizado y el narcotráfico.
Las palabras de Morales tienen que ver con que el detenido Sanabria Oropeza erauno de los hombres de su más estrecha confianza en la lucha contra la droga. El jefe policial fue detenido la última semana de febrero en un operativo conjunto montado por hombres de la DEA –la agencia norteamericana antidroga– y carabineros chilenos, quienes le tendieron una trampa donde se hicieron pasar como compradores de cocaína. El jefe policial había llevado la droga a Panamá oculta en un contenedor de minerales.
Sanabria se encuentra ahora detenido en una cárcel federal de Miami y se le negó la posibilidad de salir bajo fianza. Cuatro policías que trabajaban con él en el Centro de Investigación y Generación de Inteligencia también fueron apresados, aunque en este caso la medida la tomó la propia policía boliviana.
Esta situación se produce en la misma semana en que Estados Unidos difundió su reporte anual sobre narcotráfico internacional, donde advierte sobre el crecimiento del narcotráfico en la región, ubicando a la Argentina como el segundo mercado en Latinoamérica después de Brasil.
Con respecto a Bolivia, el informe señala que no disminuyó la producción de hoja de coca y productos de coca, ya que en el año 2009 cultivó unas 35.000 hectáreas, “casi 9,4 por ciento más que en el año 2008 y el mayor estimado en una década”.
Un dato puntual muestra a las claras por qué crece el mercado de la droga en este país del altiplano: un kilo de cocaína que se compra a 2.500 dólares en la ciudad boliviana de Santa Cruz, se vende a 5.000 en Buenos Aires y a unos 35.000 dólares en Europa o en EE.UU.
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