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domingo, 3 de julio de 2011

las "movidas de la cocaína" se podría llamar el cuadro de sucesos que exhibe Humberto Vacaflor sobre el efecto Sanabria y el informe de la ONU sobre la coca


Las denuncias que hace la ONU sobre el poder del narcotráfico en Bolivia provocan, como de milagro, que en el país se capture a capos de las mafias extranjeras.
Pocas horas después de que la ONU dijera que el narcotráfico mueve 700 millones de dólares al año en Bolivia, se produjo la muy oportuna captura de dos colombianos, del sector “autodefensas armadas”.
Y de casualidad fue capturado, también a las pocas horas, un capo mafioso peruano, esta vez perteneciente a Sendero Luminoso, que estaba trayendo 43 kilos de cocaína a Bolivia.
El único narcotraficante boliviano capturado este año es el general René Sanabria, último “zar antidrogas” designado por el presidente Evo Morales.
El efecto Sanabria también está produciendo milagros. Por ejemplo produjo el repentino deseo del presidente Morales de recomponer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Es que unas horas antes Sanabria se había declarado culpable de conspirar para llevar droga a Estados Unidos, en un acuerdo por el cual se le dará una sentencia menor a cambio de que proporcione nombres, cuanto más sonoros mejor.
La potencia tiene la sartén por el mango en esta circunstancia. Y no ha dicho una sola palabra como respuesta al repentino ofrecimiento de recomponer las relaciones hecho por el presidente Morales.
Tan fuerte es el efecto Sanabria que el presidente Morales dijo en el Chapare, cuando recriminaba a sus bases cocaleras por estar violando el acuerdo de “un cato por familia”, que él “salva su responsabilidad” por el descontrol de los cocales ilegales.
Es decir, que el líder de los cocaleros “excedentarios” (que exceden lo legal), se declara inocente de lo que hacen sus bases, aquellas a las que alentó a mantener sus cultivos a toda costa.
El detalle de la captura del peruano Ulser Pillpa, “camarada Johnny”, es preocupante. Dos mallkus de la comunidad Antaquilla, conduciendo un escuadrón de campesinos, decidieron actuar contra unos policías que estaban “volteando” a una banda de narcotraficantes, y descubrieron que los policías eran falsos.
El Ministerio de Gobierno se atribuyó el éxito de la operación, aunque lo ocurrido fue obra de un ayllu de la provincia Franz Tamayo que decidió actuar contra unos “volteadores”.
Hay otros originarios, como los del parque Isiboro-Sécure, que quieren frenar a los cocaleros y se oponen a la “rodovia da cocaína”, como bautizó a la carretera por esa zona el candidato José Serra, de Brasil. Pero tienen pocas posibilidades de éxito, pues el presidente Morales ha dicho que esa carretera se hará “quieran o no quieran”.
La batalla de los que están a favor de la droga está a punto de lograr el triunfo en Bolivia. La economía legal parece la clandestina, la perseguida, mientras la otra goza de todos los privilegios.
No hay ley de inversiones, no hay ley de minería ni de hidrocarburos, porque hace cinco años que las están escribiendo los parlamentarios del MAS.
Los únicos empresarios felices son los que no necesitan leyes para operar, porque son del sector ilegal. En este mes de julio de 2011, Bolivia tiene que admitir que su territorio, y muchas de sus instituciones, han sido controlados por la droga y sus aliados.

El autor es periodista
http://vacaflor.obolog.com/

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