Peligrosidad.
La violencia en el oriente del país y la expansión del narcotráfico en poblaciones puede dejar al país indefenso ante la peligrosidad de estos grupos criminales.
La ola de delitos que afecta a varias ciudades del país tiene principalmente dos corrientes: una relacionada con la delincuencia común y que tiene que ver con el problema irresuelto de la inseguridad ciudadana y la otra, quizá más grave, con el narcotráfico.
El delito en cualquier caso es una acción u omisión voluntaria o imprudente que se encuentra penada por ley, es decir que supone el quebrantamiento de las normas y acarrea un castigo para el responsable.
En el caso del narcotráfico se trata de una de las acciones criminales más graves que afectan a la sociedad con derivaciones colectivas que desatan otros factores como el surgimiento del crimen organizado, la internacionalización de los grupos delictivos, el daño a la salud de las personas, principalmente de la niñez y de los jóvenes, cuando se registra un comercio incontrolable de droga.
Lo que está ocurriendo en la ciudad de Santa Cruz debe merecer la mayor preocupación del Gobierno central y de los departamentales porque es un hecho inocultable que grupos criminales de narcotraficantes están operando desde hace tiempo lo que ya está afectando la pacífica convivencia de los habitantes. Está claro que el narcotráfico que instala sus bases de operación en un territorio geográfico al margen de los efectos anotados líneas arriba, lo que desencadena, es una ola de violencia.
Hace algunos días, fuerzas antidroga de la Policía nacional realizaron operativos logrando la captura de peligrosos narcotraficantes colombianos que evidencian que el narcotráfico internacional está presente en Santa Cruz. El atentado terrorista que ha sufrido un conocido abogado cruceño que defiende casos de narcotráfico es otro elemento que no deja duda que las bandas criminales que se dedican a este negocio están operando y ejercitando sistemas de violencia conocidos en otros países como Colombia y México, donde el problema alcanza situaciones de preocupación, pero principalmente, de un descontrol que hace peligrar la institucionalidad de ambos países.
En Bolivia se debe adoptar acciones inmediatas a partir de la evidencia de que los grupos del narcotráfico internacional y nacional están operando de manera conjunta y si los informes publicados en sentido de que han tomado incluso tres poblaciones cruceñas son corroborados oficialmente, la situación es aún más delicada, porque en realidad obligan a los pobladores a ser parte del delito o a convivir con el mismo.
El problema del narcotráfico tiene muchas aristas y en un país como Bolivia una de ellas que debe ser analizada con la debida responsabilidad es la producción de coca excedentaria y su conversión con fines ilícitos. Lo grave sería no asumir que el problema del narcotráfico se expande de manera peligrosa en el oriente del país y en otros sectores geográficos que tradicionalmente habían estado libres de la influencia de esta actividad.
El narcotráfico tiene un inmenso poder económico y una organización que puede involucrar a poblaciones enteras y crear incluso grupos de gente con armas sofisticadas que son los encargados de proteger la producción y el tráfico y en su caso asesinar a quienes se pongan al frente. Las experiencias de países que sufren esta lacra, corroboran que el problema una vez que se instala es muy difícil erradicarlo, por ello mismo, los países que tienen esta amenaza o que están en camino de convertirse en una especie de centros de operación de los delincuentes internacionales, deben adoptar cuanto antes decisiones a la par de la significación y los efectos de este problema.
El delito en cualquier caso es una acción u omisión voluntaria o imprudente que se encuentra penada por ley, es decir que supone el quebrantamiento de las normas y acarrea un castigo para el responsable.
En el caso del narcotráfico se trata de una de las acciones criminales más graves que afectan a la sociedad con derivaciones colectivas que desatan otros factores como el surgimiento del crimen organizado, la internacionalización de los grupos delictivos, el daño a la salud de las personas, principalmente de la niñez y de los jóvenes, cuando se registra un comercio incontrolable de droga.
Lo que está ocurriendo en la ciudad de Santa Cruz debe merecer la mayor preocupación del Gobierno central y de los departamentales porque es un hecho inocultable que grupos criminales de narcotraficantes están operando desde hace tiempo lo que ya está afectando la pacífica convivencia de los habitantes. Está claro que el narcotráfico que instala sus bases de operación en un territorio geográfico al margen de los efectos anotados líneas arriba, lo que desencadena, es una ola de violencia.
Hace algunos días, fuerzas antidroga de la Policía nacional realizaron operativos logrando la captura de peligrosos narcotraficantes colombianos que evidencian que el narcotráfico internacional está presente en Santa Cruz. El atentado terrorista que ha sufrido un conocido abogado cruceño que defiende casos de narcotráfico es otro elemento que no deja duda que las bandas criminales que se dedican a este negocio están operando y ejercitando sistemas de violencia conocidos en otros países como Colombia y México, donde el problema alcanza situaciones de preocupación, pero principalmente, de un descontrol que hace peligrar la institucionalidad de ambos países.
En Bolivia se debe adoptar acciones inmediatas a partir de la evidencia de que los grupos del narcotráfico internacional y nacional están operando de manera conjunta y si los informes publicados en sentido de que han tomado incluso tres poblaciones cruceñas son corroborados oficialmente, la situación es aún más delicada, porque en realidad obligan a los pobladores a ser parte del delito o a convivir con el mismo.
El problema del narcotráfico tiene muchas aristas y en un país como Bolivia una de ellas que debe ser analizada con la debida responsabilidad es la producción de coca excedentaria y su conversión con fines ilícitos. Lo grave sería no asumir que el problema del narcotráfico se expande de manera peligrosa en el oriente del país y en otros sectores geográficos que tradicionalmente habían estado libres de la influencia de esta actividad.
El narcotráfico tiene un inmenso poder económico y una organización que puede involucrar a poblaciones enteras y crear incluso grupos de gente con armas sofisticadas que son los encargados de proteger la producción y el tráfico y en su caso asesinar a quienes se pongan al frente. Las experiencias de países que sufren esta lacra, corroboran que el problema una vez que se instala es muy difícil erradicarlo, por ello mismo, los países que tienen esta amenaza o que están en camino de convertirse en una especie de centros de operación de los delincuentes internacionales, deben adoptar cuanto antes decisiones a la par de la significación y los efectos de este problema.
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