La DEA parece decidida a estrujarle al Gobierno boliviano todo lo que ha ocurrido en el país desde que fue expulsada del país en el 2008. Sobre todo, le hace saber que, en realidad la DEA nunca se fue de Bolivia y que la expulsión fue apenas un acto simbólico que solo se lo creyó el oficialismo.
Lo que no ha sido para nada simbólico es el impresionante crecimiento del narcotráfico que se ha producido en Bolivia en los últimos años, pese a que el Gobierno insiste en que le ha ido mejor sin la DEA. Eso que parece una confesión, podría explicarse mejor con el arresto del general René Sanabria, lo que terminó de confirmar las implicaciones del régimen masista con las mafias de la droga, algo que ya se había evidenciado años antes con el arresto de las hermanitas Terán ligadas desde el punto de vista político y familiar al Palacio Quemado. Ambos hechos fueron precisamente esclarecidos por la policía antidrogas norteamericana.
Lo que ha hecho la DEA en su último informe presentado nada menos que al Senado de los Estados Unidos ha sido echar por tierra otro de los argumentos oficiales más repetidos, es decir, que Bolivia está libre de los cárteles internacionales de la droga. La DEA ha asegurado que no solo estos grupos están operando desde hace mucho en el país, sino que han venido para acaparar el mercado creciente de la cocaína en Brasil, Argentina y Europa y lo que es más grave, dominar los cultivos de coca en toda la región andina, donde ya han impuesto nuevas tecnologías de fabricación del alcaloide y han introducido químicos que facilitan el procesamiento de la “hoja sagrada”.
El informe de inteligencia revela los mexicanos se han aliado con grupos locales para la producción de droga y en combinación con conocidas bandas de colombianos que ya tenían contactos en el país, han logrado dominar el negocio con resultados evidentes, es decir, un incremento del 70 por ciento en la producción de cocaína, lo que coloca a Bolivia como el principal abastecedor de droga de América del Sur con una producción anual de 140 toneladas, 60 toneladas por arriba del potencial registrado a mediados de la década.
Según la DEA, el atractivo más grande que ofrece Bolivia para los cárteles mexicanos, es la explosión de los cultivos de coca que, según sus datos, alcanzan las 35 mil hectáreas con casi un 40 por ciento de aumento entre 2006 y 2010.
Lo que afirma la policía norteamericana y que el propio Evo Morales ha reconocido a regañadientes, no es como para que el Gobierno boliviano siga con sus regodeos, a no ser que su pretensión sea patear definitivamente el tablero y dejar que Bolivia desarrolle todo su potencial como narco-estado. Pero todo indica que ni los norteamericanos y menos los brasileños, que son los más perjudicados, están dispuestos a permitir que continúe el libertinaje. La movilización de miles de efectivos militares en las fronteras ha permitido en Brasil incautar más de cien toneladas de droga y frenar la oferta.
Para Evo Morales, el informe de la DEA es un fuerte llamado de advertencia, pues está demostrado que los cárteles mexicanos no vienen al país a hacer política ni a disfrazarse de movimientos sociales y mimetizarse con simpáticos discursos revolucionarios. La política de los grupos que dominan gran parte del territorio en México es la muerte, la violencia, el asesinato de policías, alcaldes, dirigentes políticos, periodistas y de cualquiera que se interponga en su camino.
Lo que no ha sido para nada simbólico es el impresionante crecimiento del narcotráfico que se ha producido en Bolivia en los últimos años, pese a que el Gobierno insiste en que le ha ido mejor sin la DEA. Eso que parece una confesión, podría explicarse mejor con el arresto del general René Sanabria, lo que terminó de confirmar las implicaciones del régimen masista con las mafias de la droga, algo que ya se había evidenciado años antes con el arresto de las hermanitas Terán ligadas desde el punto de vista político y familiar al Palacio Quemado. Ambos hechos fueron precisamente esclarecidos por la policía antidrogas norteamericana.
Lo que ha hecho la DEA en su último informe presentado nada menos que al Senado de los Estados Unidos ha sido echar por tierra otro de los argumentos oficiales más repetidos, es decir, que Bolivia está libre de los cárteles internacionales de la droga. La DEA ha asegurado que no solo estos grupos están operando desde hace mucho en el país, sino que han venido para acaparar el mercado creciente de la cocaína en Brasil, Argentina y Europa y lo que es más grave, dominar los cultivos de coca en toda la región andina, donde ya han impuesto nuevas tecnologías de fabricación del alcaloide y han introducido químicos que facilitan el procesamiento de la “hoja sagrada”.
El informe de inteligencia revela los mexicanos se han aliado con grupos locales para la producción de droga y en combinación con conocidas bandas de colombianos que ya tenían contactos en el país, han logrado dominar el negocio con resultados evidentes, es decir, un incremento del 70 por ciento en la producción de cocaína, lo que coloca a Bolivia como el principal abastecedor de droga de América del Sur con una producción anual de 140 toneladas, 60 toneladas por arriba del potencial registrado a mediados de la década.
Según la DEA, el atractivo más grande que ofrece Bolivia para los cárteles mexicanos, es la explosión de los cultivos de coca que, según sus datos, alcanzan las 35 mil hectáreas con casi un 40 por ciento de aumento entre 2006 y 2010.
Lo que afirma la policía norteamericana y que el propio Evo Morales ha reconocido a regañadientes, no es como para que el Gobierno boliviano siga con sus regodeos, a no ser que su pretensión sea patear definitivamente el tablero y dejar que Bolivia desarrolle todo su potencial como narco-estado. Pero todo indica que ni los norteamericanos y menos los brasileños, que son los más perjudicados, están dispuestos a permitir que continúe el libertinaje. La movilización de miles de efectivos militares en las fronteras ha permitido en Brasil incautar más de cien toneladas de droga y frenar la oferta.
Para Evo Morales, el informe de la DEA es un fuerte llamado de advertencia, pues está demostrado que los cárteles mexicanos no vienen al país a hacer política ni a disfrazarse de movimientos sociales y mimetizarse con simpáticos discursos revolucionarios. La política de los grupos que dominan gran parte del territorio en México es la muerte, la violencia, el asesinato de policías, alcaldes, dirigentes políticos, periodistas y de cualquiera que se interponga en su camino.
Para Evo Morales, el informe de la DEA es un fuerte llamado de advertencia, pues está demostrado que los cárteles mexicanos no vienen al país a hacer política ni a disfrazarse de movimientos sociales.
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