Los cárteles mexicanos siguen su estrategia de expansión: ya operan en Perú y Bolivia, países clave en la producción de cocaína, donde se han aliado con los grupos locales para traficar droga hacia Estados Unidos e incluso Europa, fortaleciendo sus nexos en la zona andina, que hoy produce más de este alcaloide que Colombia.
Un informe del área de inteligencia de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) detalla así la presencia de los narcotraficantes mexicanos en la región, además de la sociedad que tienen con las poderosas bandas que operan en Colombia como Los Rastrojos, Urabeños y Los Paisas, que protagonizan nuevos episodios de violencia en ese país.
El reporte que se entregó al Senado estadounidense a finales de octubre destaca que Perú “está en un momento crítico en su lucha contra el tráfico de drogas”, ha superado a Colombia en el potencial de producción de cocaína pura. En 2010, produjo 325 toneladas métricas, en comparación con las 270 toneladas métricas colombianas, lo que representa un aumento de 44 por ciento respecto a 2009 y los más altos niveles desde 1995.
Un escenario en el que los cárteles “principalmente de Colombia y México operan redes robustas de drogas en el Perú. Los traficantes mexicanos participan en el comercio de la droga peruana, y cada vez están más involucrados en la coordinación de grandes cargamentos de cocaína”, revela el documento.
Su presencia en el país se explica, entre otros factores, por el hecho de que 4 por ciento de la cocaína peruana tiene como destino Estados Unidos, el mayor consumidor en el mundo, y los traficantes mexicanos y colombianos, son socios desde hace años, cuentan con la estructura operativa y logística para coordinar los envíos de estupefacientes al extranjero.
Aunque la cocaína peruana también se exporta a través de varias rutas, una parte importante se envía a Brasil, Chile y Argentina para el consumo local, pero también a Europa y África. Se detalla que la larga frontera de Bolivia con Perú se ha convertido en una “base ideal para las operaciones de tráfico de drogas”.
Bolivia es el tercer mayor productor de cocaína del mundo —por detrás de Colombia y Perú— y una zona importante de tránsito para la cocaína de origen peruano.
La DEA destaca que, pese a que sus agentes fueron expulsados en 2009 por Evo Morales, “los informes obtenidos han puesto de manifiesto una serie de tendencias preocupantes, como la mayor presencia de narcotraficantes colombianos y mexicanos que operan en todo el país”.
El país se ha vuelto atractivo para estas organizaciones criminales trasnacionales, ya que en el territorio boliviano el cultivo de coca aumentó más de 35 por ciento entre 2006 y 2010, hasta alcanzar las 35 mil hectáreas de sembradíos, y la producción potencial de cocaína pura aumentó 70 por ciento durante este periodo, de 115 a 195 toneladas métricas.
Nuevo método de producción
Los capos colombianos y mexicanos han impuesto un método de producción en el país a través de laboratorios en los que se emplean sustancias químicas en vez de la maceración tradicional que se empleaba. Aunque su presencia también se evidencia por “un marcado aumento en la violencia del narcotráfico” y su poder corruptor de servidores públicos, como René Sanabria Oropeza, detenido en febrero de este año, quien era director de una unidad de inteligencia antinarcóticos de Bolivia.
El informe de la DEA destaca también que en Colombia “una serie de potentes bandas criminales han surgido para desafiar el dominio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el tráfico de drogas”, identificados como Los Rastrojos, Urabeños y Los Paisas, que buscan controlar las zonas de cultivo y las rutas de tránsito de la droga.
Estos grupos fuertemente armados, integrados por los restos de cárteles ya desarticulados, ex paramilitares o ex guerrilleros, se han aliado con capos mexicanos para enviar vía marítima cargamentos de cocaína en buques pesqueros y hasta semisumergibles, para el contrabando de grandes cantidades de cocaína a Centroamérica y el Caribe, para su posterior envío a México y los Estados Unidos.
De hecho, uno de los submarinos artesanales capturado en Colombia, con capacidad para transportar ocho toneladas de droga que tenía como destino México, fue fabricado por Los Rastrojos.
De acuerdo con el diario El Tiempo de Colombia, estas tres organizaciones, de siete que operan en el país, buscan erigirse como los nuevos cárteles: en un bando Los Paisas y Los Rastrojos, y Urabeños en el otro. (Tomado de El Universal).
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