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miércoles, 18 de enero de 2012

convenio tripartito controlará la producción excedentaria aplicando tecnología. adiós a los cocaleros


La firma de un acuerdo entre Bolivia, Estados Unidos y Brasil puede abrir la esperanza de una nueva etapa para 

disminuir el desvío de miles de toneladas de coca.

La erradicación de la coca ilegal para acabar o combatir de manera eficiente y honesta al narcotráfico es un hecho indiscutible. De esto nadie duda e incluso las proclamas en foros nacionales, gubernamentales, de organizaciones institucionales y de la opinión pública como expresión de lo que piensan los ciudadanos, es algo reiterado hasta el cansancio.

Sin embargo, la polémica sobre la cantidad de hectáreas de coca ilegalen el Chapare y los Yungas de La Paz es una especie de manto precisamente para evitar que el problema sea analizado de manera objetiva y que las acciones consecuentes para erradicar los cultivos de la hoja que van a parar la narcotráfico sean destruidos de manera eficiente.

Los informes que, actualmente, se cuentan tanto de organismos internacionales como de los nacionales no siempre coinciden y por el contrario existen variaciones importantes, por una parte, sobre el número de hectáreas sembradas y en relación a las que, eventualmente, cada año aumentan. La discusión se la arrastra desde hace años y si por una parte autoridades de Gobierno sostienen avances en la erradicación de la hoja ilegal, por otra, afirman sobre el incremento, lo que en realidad define el aumento de la producción de narcotráfico en el país. Al mismo tiempo, la producción de coca ilegal plantea el grave problema de la expansión de esta ilícita actividad que de acuerdo a la realidad evidencia que la producción de droga ya no sólo está en las zonas tradicionales del trópico, sino que se instala en los valles e incluso en el altiplano con fábricas de diversa magnitud.

Lo cierto es que la medición de cocales debe ingresar a otra etapa que establezca la cantidad de tierra sembrada con cocales y en ese sentido su erradicación. Las autoridades que tienen a su cargo la lucha y el control de los cultivos de coca están de acuerdo, quizá por primera vez, que es necesario modernizar las tareas de erradicación de hoja de coca a través de la implementación de un sistema satelital para la medición de cocales. Y con razón, también reconocen que bajo las imágenes del satélite “no hay nada que ocultar”.

Se trata de una afirmación clara, que al colegir de las palabras del viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, se puede dar como una realidad que las tareas realizada hasta el momento en este Gobierno y en los anteriores, se efectuaron de manera empírica, lo que por un lado marca graves deficiencias en la lucha contra el narcotráfico, atribuibles a la falta de métodos científicos y tecnológicos y a la negligencia y desidia, por circunstancias incluso que dejan lugar a la sospecha.

La firma de un acuerdo marco entre Bolivia, Estados Unidos y Brasil para modernizar la erradicación de la coca ilegal, anunciada para próximos días, puede abrir la esperanza de una nueva etapa en la lucha compartida de países y de la comunidad internacional para disminuir el narcotráfico y el desvío de miles de toneladas de coca a este negocio ilícito. 

Los trabajos que se realizan en la erradicación de los cocales no guardan la eficiencia necesaria y si por un lado, en el mejor de los esfuerzos que sostienen realizar las autoridades en estas tareas, la realidad es que la fuerza de erradicación muchas veces actúa a ciegas y en condiciones complicadas por las mismas característica de una geografía que ciertamente oculta cultivos de coca destinados al narcotráfico.

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