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miércoles, 4 de septiembre de 2013

por obra de la Providencia cae en Miami uno de los pilares de Quintana, el mayor Ormachea en acto de extorsión a Humberto Roca. Wilson García nos ofrece el texto (fragmento) y el montaje de ambos mafiosos

Operador de Quintana en la Policía

Ormachea detenido por el FBI en Miami. Juan Ramón Quintana su protector

El año 2004, el hoy ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana, militar sociólogo, publicó un estudio titulado “Policía y democracia en Bolivia: una política institucional pendiente”, que para el diagnóstico incluía una extensa relación hemerográfica de hechos de corrupción conectados al delito del narcotráfico durante el gobierno de Hugo Bánzer Suárez.
Uno de los casos mencionados por Quintana, detallado en el periódico Última Hora del 8 de abril de 1999, se refería a un episodio de falsificación de pólizas que investigaba la jueza sexta de instrucción en lo penal Betty Yañíquez, entre los que estuvieron implicados dos policías, el mayor Fabricio Ormachea Aliaga y el coronel retirado Rubén Esquivel, junto a otras doce personas, entre ellas un narcotraficante brasileño.
Pese a ese antecedente, una vez que fue nombrado Ministro de la Presidencia, el ex mayor de Ejército Juan Ramón Quintana convocó a Mario Fabricio Ormachea para convertirlo en su principal operador político dentro la Policía Boliviana, comprometiendo a dicho oficial en la estrategia que Quintana desarrollaría para debilitar las competencias policiales buscando fortalecer el rol militar en las políticas de seguridad pública.
Ormachea, dicen sus camaradas, se convirtió entonces en el nexo principal entre Quintana y la Policía Nacional. “Cada vez que hay nuevas órdenes de destinos y ascensos de fin de año, había que buscarle a Fabricio Ormachea para gozar los favores del Ministro Quintana que se encarga de entregar al presidente Evo Morales las listas de los beneficiados, pero eso no era gratis”, afirma un policía recientemente jubilado.
Según nuestras fuentes, el contubernio entre Ormachea y Quintana ha causado un severo deterioro institucional a la Policía, pues las órdenes generales de ascenso no consideran los méritos intelectuales y profesionales de los uniformados, sino la ciega lealtad política a Quintana, que Ormachea se encargaba de procurar entre sus camaradas extorsionados.
“Todo el mundo sabe en mi institución, por ejemplo, que entre las mujeres policías habían camaradas que tienen muchas más altas puntuaciones que las que son hoy generalas, pero como ellas nos dieron muestras de sometimiento político, se las ha relegado”, nos dice uno de los entrevistados.

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