El párroco de Shinahota, Macario Zurita, asegura tener pruebas de que en esa población de Chapare el microtráfico de droga está avanzando silenciosamente. Él tiene nombres y apellidos de padres de familia que piden socorro para que sus hijos dejen de consumir sustancias prohibidas. Con ello, pone en el tapete un tema que a finales de 2010 causó el enojo del Gobierno y de los cocaleros del trópico de Cochabamba, cuando el monseñor Tito Solari dijo haber recibido denuncias en sentido de que en esa zona hay menores dedicados a la venta y consumo de estupefacientes.
Zurita vive en Shinahota desde hace 13 años y dice que su preocupación por este asunto crece porque han acudido hasta él varios padres de familia que no saben qué hacer con sus hijos que se volvieron fumadores de marihuana o consumidores de alguna otra sustancia. Lo más preocupante, advierte, es que no se sabe quién es la persona que estaría vendiendo ‘sobrecitos’ en pleno Chapare. Con ello, lamenta, la compra y venta al menudeo deja de ser una especulación en Chapare y esta zona no solo es productora de coca, sino también empieza a ser víctima del flagelo de la droga y de otros ‘vicios’ como el alcohol.
No hay que caminar mucho en Shinahota para conseguir testimonios. A un comienzo la droga le parecía un problema de otros, pero ahora se ha metido en su casa de Chapare y ha atacado a su hijo menor, a su niño bonito, al muchacho de 19 años que desde hace 10 meses incluso le roba dinero para saciar su vicio. Leoncio está desesperado y ha decidido denunciar que en Shinahota el microtráfico de drogas está avanzando silenciosamente.
“No sé qué hacer ni adónde acudir para salvar a mi hijo”, dijo este hombre moreno que está sentado en su tienda de golosinas que tiene en su vivienda ubicada a un costado de la carretera que va a Santa Cruz y Cochabamba. “Mi hijo se droga con marihuana y la otra vez le pillé un polvito blanco en un sobre”, denunció y después dijo que ejecutó diversas estrategias para liberarlo de ese ‘mal’, desde molerlo a palos, botarlo de casa, no darle de comer, hasta acudir a la Policía.
Leoncio no es el único padre que decidió abrir la boca. Juan tiene una historia que él considera peor. Sus dos hijos, de 14 y 18 años de edad, le han pegado y lo amenazaron con matarlo cuando él les quitó unos sobrecitos con marihuana y un frasquito con un polvo blanco.
“No quieren avisar de dónde compran”, lamenta este padre, que dice que sus hijos solían ser obedientes y trabajadores.
A ambos padres se suman otros dos que también han revelado que el problema de la droga esta vez está en casa, pero que temen revelar sus nombres por temor a que los que proveen el producto ilícito se ensañen con ellos. Lamentan que la coca que se produce en Chapare ahora se esté metiendo en los hogares transformada en cocaína.
En la Alcaldía de Shinahota, el director de Recursos Humanos, David Villarroel, dice que la institución en la que trabaja no ha detectado ni consumidores ni proveedores de droga en el municipio; sin embargo, se está investigando sobre el tema. En todo caso, aseguró que en Chapare no se consume droga como algunos lo están afirmando.
Los cocaleros también tienen su versión. Pablo Locoño, ejecutivo de la federación de productores de Shinahota, dijo que no tiene información de que se haya detectado en el trópico a consumidores de drogas ni a vendedores.
Pero hay versiones que contradicen a munícipes y cocaleros. El subteniente de la Policía de dicha población, Diego Céspedes, dijo que la institución a la que pertenece sí ha decomisado sobres con marihuana y unas bolsitas a jóvenes que tenían esos productos para su propio consumo. El polvo blanco, señaló, fue pasado a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) para que se analice en laboratorio si se trata o no de cocaína.
Céspedes aclaró que si bien se encontró jóvenes portando dichos productos, los mismos fueron en pequeñas cantidades y por eso no se puede hablar de que Chapare está siendo invadido por el microtráfico.
A su vez, una fuente de la Felcn de Chimoré adelantó que para este año se planificó hacer un rastrillaje en los colegios para ver si los estudiantes están consumiendo alguna sustancia prohibida. Pero en todo caso, precisó la fuente, se está viendo la forma de no causar pánico en los menores de edad porque lo que se busca es prevenir el consumo de drogas. También recordó que el año pasado se incautaron de unas dos o tres bolsitas con marihuana.
A raíz de la desesperación, Leoncio, el padre de familia que tiene un hijo afectado por el consumo de drogas, dijo que no está en contra de que se saque la droga en paquetes grandes al exterior, pero no en sobrecitos pequeños que dañan directamente a los jóvenes de Chapare.
“Quiero que se sepa lo que está pasando en el trópico. Yo también he denunciado ante la Felcn, pero me han dicho que no tienen gasolina para hacer batidas”, denunció. A su vez, en la Felcn dijeron que combatir el microtráfico también está entre sus tareas.
Zurita vive en Shinahota desde hace 13 años y dice que su preocupación por este asunto crece porque han acudido hasta él varios padres de familia que no saben qué hacer con sus hijos que se volvieron fumadores de marihuana o consumidores de alguna otra sustancia. Lo más preocupante, advierte, es que no se sabe quién es la persona que estaría vendiendo ‘sobrecitos’ en pleno Chapare. Con ello, lamenta, la compra y venta al menudeo deja de ser una especulación en Chapare y esta zona no solo es productora de coca, sino también empieza a ser víctima del flagelo de la droga y de otros ‘vicios’ como el alcohol.
No hay que caminar mucho en Shinahota para conseguir testimonios. A un comienzo la droga le parecía un problema de otros, pero ahora se ha metido en su casa de Chapare y ha atacado a su hijo menor, a su niño bonito, al muchacho de 19 años que desde hace 10 meses incluso le roba dinero para saciar su vicio. Leoncio está desesperado y ha decidido denunciar que en Shinahota el microtráfico de drogas está avanzando silenciosamente.
“No sé qué hacer ni adónde acudir para salvar a mi hijo”, dijo este hombre moreno que está sentado en su tienda de golosinas que tiene en su vivienda ubicada a un costado de la carretera que va a Santa Cruz y Cochabamba. “Mi hijo se droga con marihuana y la otra vez le pillé un polvito blanco en un sobre”, denunció y después dijo que ejecutó diversas estrategias para liberarlo de ese ‘mal’, desde molerlo a palos, botarlo de casa, no darle de comer, hasta acudir a la Policía.
Leoncio no es el único padre que decidió abrir la boca. Juan tiene una historia que él considera peor. Sus dos hijos, de 14 y 18 años de edad, le han pegado y lo amenazaron con matarlo cuando él les quitó unos sobrecitos con marihuana y un frasquito con un polvo blanco.
“No quieren avisar de dónde compran”, lamenta este padre, que dice que sus hijos solían ser obedientes y trabajadores.
A ambos padres se suman otros dos que también han revelado que el problema de la droga esta vez está en casa, pero que temen revelar sus nombres por temor a que los que proveen el producto ilícito se ensañen con ellos. Lamentan que la coca que se produce en Chapare ahora se esté metiendo en los hogares transformada en cocaína.
En la Alcaldía de Shinahota, el director de Recursos Humanos, David Villarroel, dice que la institución en la que trabaja no ha detectado ni consumidores ni proveedores de droga en el municipio; sin embargo, se está investigando sobre el tema. En todo caso, aseguró que en Chapare no se consume droga como algunos lo están afirmando.
Los cocaleros también tienen su versión. Pablo Locoño, ejecutivo de la federación de productores de Shinahota, dijo que no tiene información de que se haya detectado en el trópico a consumidores de drogas ni a vendedores.
Pero hay versiones que contradicen a munícipes y cocaleros. El subteniente de la Policía de dicha población, Diego Céspedes, dijo que la institución a la que pertenece sí ha decomisado sobres con marihuana y unas bolsitas a jóvenes que tenían esos productos para su propio consumo. El polvo blanco, señaló, fue pasado a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) para que se analice en laboratorio si se trata o no de cocaína.
Céspedes aclaró que si bien se encontró jóvenes portando dichos productos, los mismos fueron en pequeñas cantidades y por eso no se puede hablar de que Chapare está siendo invadido por el microtráfico.
A su vez, una fuente de la Felcn de Chimoré adelantó que para este año se planificó hacer un rastrillaje en los colegios para ver si los estudiantes están consumiendo alguna sustancia prohibida. Pero en todo caso, precisó la fuente, se está viendo la forma de no causar pánico en los menores de edad porque lo que se busca es prevenir el consumo de drogas. También recordó que el año pasado se incautaron de unas dos o tres bolsitas con marihuana.
A raíz de la desesperación, Leoncio, el padre de familia que tiene un hijo afectado por el consumo de drogas, dijo que no está en contra de que se saque la droga en paquetes grandes al exterior, pero no en sobrecitos pequeños que dañan directamente a los jóvenes de Chapare.
“Quiero que se sepa lo que está pasando en el trópico. Yo también he denunciado ante la Felcn, pero me han dicho que no tienen gasolina para hacer batidas”, denunció. A su vez, en la Felcn dijeron que combatir el microtráfico también está entre sus tareas.
Tres pandillas hacen estragos en ChapareLa Policía y autoridades políticas, cívicas y religiosas han detectado la presencia de tres pandillas que operan en Shinahota y en otras poblaciones de Chapare. Para combatirlas, han conformado el Comité Interinstitucional compuesto por más de 10 organizaciones cuyo objetivo es desarticularlas lo antes posible.
Así lo confirmaron en la unidad policial de dicha población, en la Alcaldía municipal y el párroco Macario Zurita. Este último dijo que después de haber realizado una investigación a fondo, se detectó que las pandillas (manejan el nombre de las mismas en reserva) se reúnen en las calles y plazas para beber, reclutar a la juventud y después atacar a las muchachas con serios riesgos de abusos sexuales. “Ya se ha presentado una denuncia de violación”, lamentó el religioso.
Por su parte, el subteniente Diego Céspedes dijo que cada una de las pandillas está conformada por 50 miembros y el número crece cada vez, lo que significa que están aplicando una fuerte estrategia de reclutamiento de nuevos miembros.
Pablo Locoño, ejecutivo de la Federación de cocaleros de Shinahota, cree que esta proliferación de pandillas se debe a que muchos padres durante la semana van al campo y dejan solos a sus hijos, y no así a causa de que se haya generado un aumento en el cultivo de la hoja de coca y, por consiguiente, un incremento en el movimiento económico de la zona.
David Villarroel, director de Recursos Humanos de la Alcaldía, dijo que el Comité Interinstitucional tiene previsto trabajar duro este año y que, por ahora, se han clausurado 13 locales donde se vendían bebidas alcohólicas.
En todo caso, también aclaró que si bien la presencia de pandillas es algo nuevo en el municipio de Shinahota, en otras ciudades existen desde hace años y que por eso no se debe generar pánico entre la población.
Así lo confirmaron en la unidad policial de dicha población, en la Alcaldía municipal y el párroco Macario Zurita. Este último dijo que después de haber realizado una investigación a fondo, se detectó que las pandillas (manejan el nombre de las mismas en reserva) se reúnen en las calles y plazas para beber, reclutar a la juventud y después atacar a las muchachas con serios riesgos de abusos sexuales. “Ya se ha presentado una denuncia de violación”, lamentó el religioso.
Por su parte, el subteniente Diego Céspedes dijo que cada una de las pandillas está conformada por 50 miembros y el número crece cada vez, lo que significa que están aplicando una fuerte estrategia de reclutamiento de nuevos miembros.
Pablo Locoño, ejecutivo de la Federación de cocaleros de Shinahota, cree que esta proliferación de pandillas se debe a que muchos padres durante la semana van al campo y dejan solos a sus hijos, y no así a causa de que se haya generado un aumento en el cultivo de la hoja de coca y, por consiguiente, un incremento en el movimiento económico de la zona.
David Villarroel, director de Recursos Humanos de la Alcaldía, dijo que el Comité Interinstitucional tiene previsto trabajar duro este año y que, por ahora, se han clausurado 13 locales donde se vendían bebidas alcohólicas.
En todo caso, también aclaró que si bien la presencia de pandillas es algo nuevo en el municipio de Shinahota, en otras ciudades existen desde hace años y que por eso no se debe generar pánico entre la población.
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