Esta semana podría acabarse la incógnita en relación al estudio que se hizo hace tres años sobre el consumo de la coca en Bolivia, aunque eso no signifique que se conozca la verdad, pues luego del fiasco del Censo, las matemáticas y estadísticas plurinacionales pueden ser cualquier cosa menos exactas.
En las últimas semanas, después de que comenzó a intensificarse la presión de la Unión Europea por conocer esos datos, ya que ellos fueron los que financiaron la encuesta, la población ha podido presenciar una danza de números que anticipan más confusión. El Gobierno tiene intenciones de fijar un tope de 20 mil hectáreas como una forma de acercarse a la realidad que, según la ONU, está por las 28 mil. La información más polémica la dio el líder político Juan del Granado, quien se enteró que el informe podría ser lapidario para los intereses cocaleros, pues dice que el “consumo tradicional de la coca” podría abastecerse con seis mil hectáreas.
Lo interesante es que esta versión fue confirmada por dirigente cocalero que además aportó perturbadores detalles del circuito de la “hoja sagrada”. La cosa se pone más misteriosa luego de conocidas las declaraciones del senador Julio Salazar, para quien será "inaceptable" una cifra menor a las 12 mil hectáreas.
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