Esta es una noticia muy importante. Sus alcances podrían alterar los hábitos de millones de personas en el mundo, podrían modificar la geografía de países enteros y podrían influir en la política, en la política boliviana.
Lo han comprobado con ratas por el momento. La revista Nature dijo que el National Institute of Health (NIH) de Estados Unidos acaba de descubrir que la adicción a la cocaína podría ser bloqueada en el cerebro de los consumidores a través de certeros disparos de rayos láser.
Millones de cocaleros quedarían sin trabajo. Tendrían que aprender a cultivar otras cosas. Y sus líderes se verían obligados a aprender nuevos discursos. O dedicarse a otra cosa.
Miles de hectáreas quedarían disponibles para el cultivo de otras cosas, como naranjas, mandarinas, pomelos, bananas, piñas, palmito y otras actividades, como hoteles para el turismo, que el cultivo de la coca erradicó de mala manera.
Millones de agentes dedicados a la distribución de la cocaína, su venta al mayor o al menudeo, tendrían que aprender nuevos oficios. No hay que descartar que las actividades económicas legales se beneficiarían con la llegada de mano de obra ansiosa de estrenarse en cosas legales.
Amplios territorios serían liberados del cultivo de la coca en toda Sudamérica. Nuevos programas de reforma agraria. Los cocaleros de las FARC en Colombia o los de Sendero Luminoso en Perú no tendrían recolectores de la “merca” y habrían desaparecido los ejércitos (revolucionarios o no, marxistas o no) que manejan el negocio.
La noticia dice que disparos bien certeros de rayos láser en el córtex prefrontal del cerebro de las ratas haría que desparezca el hábito. Es la parte del cerebro que lo manipula todo, de tal manera que cualquier mamífero no duda: si tiene la opción de consumir cocaína, la prefiere siempre, despreciando la comida, la bebida, el sueño o el sexo. La prefiere, hasta morir.
En el caso de los humanos no se usaría el láser, sino la técnica de estimulación magnética transcraneal.
Como quiera que sea llamada esta técnica, viene justo a tiempo para los bolivianos, que se habían resignado a la idea de aceptar que su destino esté marcado por el predominio de la coca y la cocaína, sus líderes, sus mercaderes.
Otras opciones se abren para bolivianos, peruanos y colombianos. ¡Cuánta falta hacía que la ciencia venga a ayudar a estas sociedades a resolver sus problemas existenciales!
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