Las drogas son un mal que consume a todo el mundo sin distinción de credo, raza, edad, sexo o nacionalidad. Un millonario negocio que ha logrado superar con creces los controles y planes antinarcóticos de varios gobiernos. Una guerra que ha cobrado, vía ajustes de cuentas, asesinatos, secuestros o por medio de la adicción, millones de vidas. Un problema que en los últimos años no ha sido debidamente enfrentado por parte del Estado Plurinacional de Bolivia. Tampoco por la cooperación internacional. Un tema que después de la expulsión de la DEA (Drug Enforcement Administration) de Estados Unidos de Norteamérica, por parte del Movimiento al Socialismo (MAS), ha quedado a la deriva o al mejor aprovechamiento de los carteles del narcotráfico.
En el país, la proliferación de los cultivos de la hoja de coca destinados a la producción de la pasta base de cocaína viene causando revuelo en diversos foros nacionales e internacionales. Según la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), en Bolivia existen aproximadamente 31.000 hectáreas de cultivo de la hoja sagrada y, al menos, 20.000 de estas hectáreas son destinadas a la industria de estupefacientes. ¿Sorprende esto a alguien? Además de estos datos —que por cierto no son nada alentadores—, el Consejo Sudamericano sobre el Problema Mundial de las Drogas ha manifestado que existen “mercados emergentes” para la cocaína en los países latinoamericanos cuyas economías han tenido un importante crecimiento. Según estadísticas de estas organizaciones, la droga fabricada en Colombia, Perú
y Bolivia —que en años pasados se remitía casi con exclusividad
a los Estados Unidos y algunos países de Europa—, en una
cuantía del 20 por ciento, tiene cabida ahora en Brasil, Chile,
Argentina y Paraguay.
El Estado Plurinacional, además de ser el tercer productor de cocaína, es un país de tránsito de esta droga debido a su ubicación geográfica que colinda con la mayoría de los estados sudamericanos. Estos temas han llevado a la suscripción de un acuerdo trilateral entre Brasil, Estados Unidos y Bolivia que tiene como objetivo la ejecución del Proyecto Piloto de Sistema de Control de la Reducción de Cultivos Excedentarios de Coca. Dicho proyecto incluye, entre otros, el mejoramiento de controles en fronteras, la utilización de aeronaves no tripuladas brasileñas, el apoyo de sistemas satelitales, así como operatividad de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Sin duda, un avance en lo que se había dejado al olvido, la lucha antidrogas. Consideramos que la participación de estos dos países en lo que significa su experiencia, sus recursos, know-how y otros, será altamente efectivo. La cooperación que pueda ser brindada es más que bienvenida. Necesaria. Ineludible. Esperamos, simplemente, que la contraparte nacional, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), el Viceministerio de la Coca, las Fuerzas Armadas o quienes vayan a participar en la ejecución de este plan cumplan los roles, funciones y metas que se instituyan a partir de esto. Esperamos del Gobierno, su más alto compromiso con esta ardua tarea.
recoge el torrente comunicacional surgido por el caso del narcopolicía René Sanabria detenido por la justicia de Miami acusado de narcotraficante
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viernes, 18 de noviembre de 2011
La Prensa de LP da la bienvenida al acuerdo EEUU, BRASIL y BOLIVIA en la tarea de controlar los cultivos de coca. no será fácil porque los todopoderosos sindicatos de cocaleros están en contra a sabiendas que la pasta base de cocaína de más de 20 mil hectáreas de cultivo alimenta el narcotráfico. veremos los resultados a corto plazo.
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